Estoy abriendo mi libro de las vivencias, experiencias y lecciones aprendidas leyendo y dando un vistazo para contarles y trasmitirles como enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Adultos del Hospital nivel IV Edgardo Rebagliati Martins Lima – Perú, nuestra experiencia y lo digo así porque he sido y soy parte del equipo multidisciplinario en la atención y cuidado de los pacientes vividos en carne propia en la época de la pandemia COVID 19.
Todo empezó el año 2020 cuando el mundo se vio convulsionado con la noticia de la llegada del virus SARS COV -2 al pueblo Wuhan en China que nos trajo la enfermedad del COVID 19; lo veíamos muy lejos y en un instante el planeta recibió la confirmación de impacto de la pandemia, no entendido, no comprendido y tuvimos que organizarnos, ser parte del ejército de la salud para enfrentar esta nueva incursión viral, nuestro enemigo silencioso, latente y no doblegarnos ante la incertidumbre, con la esperanza de llegada de las vacunas de protección que en otros países del oriente se venía trabajando, que finalmente por trabas políticas no tuvimos acceso para el control inicial y otros como el sonado caso del “vacunagate” en nuestro país.
La salud fue prioridad en todo el mundo y se hizo tristemente manifiesto que nuestro gobierno no había invertido en infraestructura y tecnología útil, tal como se pudo evidenciar con las nuevas UCIs improvisadas en los pisos de hospitalización con mínimas condiciones ante la demanda de pacientes, restricción en la adquisición de nuevos equipos tecnológicos como los ventiladores mecánicos que eran tan de urgente necesidad, los árboles las primeras fábricas de oxígeno fueron olvidadas, ahora eran importantes los balones de oxígeno que se convirtió como parte de la corrupción en el monopolio del oxígeno ante una mala política de aprobación de las plantas de oxígeno en su momento, tras los hilos invisibles de corrupción, centralismo, monopolios entre otros las enfermeras navegamos para brindar la atención y cuidados de los pacientes ingresados a UCI; nos consolidamos como un “ejército estratégico de enfermeros” para la capacitación de nuevas generaciones de enfermeras frente a la disminución de las especialistas y de la brecha previa existente en UCI, compromiso con actitud, al margen de los miedos de noticias de familias enteras que sucumbieron ante el virus, sentimientos encontrados, los seres queridos, muchas lágrimas escondidas tras las escafandras blancas de protección.
Las nuevas tecnologías de información y comunicaciones (NTICs) cobraron importancia como herramienta estratégica para re – aprender, reforzar y adquirir nuevos conocimientos para la atención y los cuidados ante esta enfermedad , elaborando vídeos in situ https://youtu.be/IMMKqBJpZ5M, entre otros, reuniones Zoom para compartir nuestras experiencias y con la familia de nuestros pacientes las comunicaciones efectivas utilizando el WhatsApp para las necesidades de materiales y otros como audios donde expresaban su amor, ánimo y apoyo a sus seres queridos para su pronta recuperación a través de las enfermeras encargadas del comité de humanización de la UCI.
De las experiencias vividas el ingreso a las denominadas camas UCI fueron para el personal de salud que habían caído ante la pandemia centralizado en Lima y que paulatinamente fueron evacuados de regiones olvidadas del interior del país, además de la población que demandaba suplicando oxígeno alrededor de los hospitales y otros al ingresar a UCI pidiendo salvarles antes de intubarlos, otra experiencia dolorosa fue despedirlos cuando las atenciones y cuidados fracasaron y además del post morten, cuando debíamos ingresarlos a las bolsas negras de la muerte y el comunicar a los familiares confirmando el deceso de su paciente con los protocolos establecidos, en contraste con otros pacientes que vivimos su recuperación y regreso a su entorno familiar, como ocurrió con algunos de nuestros compañeros de trabajo y que ahora son de la experiencia de los sobrevivientes en nuestras unidades de cuidados intensivos.
La comunidad nos reconoció como los ángeles de la pandemia revalorando a la Enfermera, por las calles que se observaban vacías en el recorrido de los buses que nos facilitó la institución para trasportarnos cerca a nuestras casas, vimos a la gente por las ventanas dando las gracias con las banderas peruanas y el aliento para seguir con nuestra labor, en las noches silenciosas los aplausos para el personal de salud que fue propia decisión de la comunidad y que debemos agradecer profundamente.
Pasado estos años de pandemia ahora endemia somos los sobrevivientes y agradecidos a Dios y a la Virgen María la protección de cada célula comprometida en nuestra labor, nos han permitido regresar a casa, a sonreír nuevamente con la familia, nuestros compañeros de trabajo y la comunidad, somos los sobrevivientes de la guerra biológica y a nuestra propia guerra personal.
Somos seres físicos, humanos y seres de luz divina para nuestro entorno, preparados para enfrentar cada día nuevas experiencias, retos, con capacidad de organizar, entender que debemos ser más humildes y recordar nuestro compromiso como Enfermera Peruana.
Lic. Virginia del Carmen Merino Gamboa
uciperu@gmail.com